
Con la llegada de la adolescencia pueden ponerse de manifiesto ciertas dificultades o intensificarse algunas ya presentes hasta convertirse en un problema para el joven y/o para las personas de su entorno. Los cambios propios a esta fase del desarrollo a veces resultan difíciles de abordar y aparecen reacciones que ocasionan malestar.
La evaluación de la situación permite la intervención en problemáticas relacionadas con:
Comportamiento
Autoestima
Alimentación
Ansiedad
Habilidades Sociales
Estado de ánimo
Gestión de emociones
El aprendizaje y puesta en marcha de conductas alternativas y de estrategias de afrontamiento eficaces, facilita la autonomía y el buen desempeño del adolescente en sus actividades cotidianas y en la resolución de conflictos, cuando éstos se generen.
La mediación con la familia y con las personas del entorno más próximo optimiza el resultado de nuestra intervención.